La historia de Banira Lombardi que comenzó en nuestra facultad, como egresada de la Licenciatura en Tecnología Ambiental y del Doctorado en Ciencias Aplicadas mención ambiente y salud, hoy continúa en Nueva Zelanda. En esta nota te contamos todo lo que tuvo que suceder para que eso ocurra. 

Banira inicia esta nota compartiéndonos un deseo que se le presentó muy tempranamente en su vida: “Siempre me interesó muchísimo todo lo que tenía que ver con el medio ambiente y su cuidado. Mi búsqueda, después de la secundaria, me llevó a estudiar la Licenciatura en Tecnología Ambiental. Si en ese entonces alguien me hubiera dicho que me convertiría en una científica, no lo habría creído”. Ella no solo se convirtió en una científica después de atravesar exitosamente su formación en nuestra casa de estudios, sino que hoy continúa su profesión en un país extranjero muy lejos de casa. 

Sabemos que dichos caminos no surgen de un día para el otro. La historia de Banira refleja dedicación y esfuerzo. Sus primeros pasos en el mundo de la ciencia fueron en 2015, cuando se unió al Grupo de Fisicoquímica Ambiental (IFAS). Esta posibilidad le llegó de la mano de una beca de entrenamiento CIC-PBA con la cual empezó a trabajar en su tesis de grado. Desde ese momento en que seleccionó su tema de investigación se centra en la temática de las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEIs) y las excretas de la ganadería en distintos sistemas productivos del país. Según nos adelanta, se trata de “un tema fuertemente cuestionado en el último tiempo, especialmente en países como Argentina donde el sector agrícola-ganadero contribuye de una manera importante al perfil productivo del país”.

Cuando finalizó su formación como Licenciada en Tecnología Ambiental, continuó el doctorado en Ciencias Aplicadas, mención Ambiente y Salud, con una beca doctoral del CONICET en temas estratégicos. Banira destaca la continuidad con su formación de grado: “El objetivo siempre fue comprender el efecto de distintas prácticas de manejo en las excretas bovinas y explorar opciones de mitigación de GEI, pero por sobre todo generar información valiosa en un campo donde los datos eran escasos para Argentina. A estos datos se los llaman Factores de Emisión”. Dicha formación la llevó a término en 2022, momento en que defendió su tesis y obtuvo el título de doctora. 

Banira no imaginaría que esta dedicación fuese a ser un punto de interés del otro lado del planeta hasta que recibió una invitación. Nos comparte que: “el punto más emocionante de esta historia llegó cuando me convocaron para participar en una reunión sobre factores de emisión en Nueva Zelanda, organizada por el mismísimo Panel Intergubernamental de expertos sobre el Cambio Climático (también conocido como IPCC)”. El IPCC es un organismo ambiental reconocido internacionalmente por su incidencia en temas ambientales. Por supuesto que esta invitación tiene muchísima relevancia, sobre todo para una científica que ha dedicado su trayectoria a una temática afin.   

El IPCC se reunió este año en el evento, la “21a IPCC Expert Meeting on Data for the IPCC Emission Factor Database (EFDB)” llevado a cabo en Mayo de 2023 en Christchurch, una localidad ubicada en el noreste de la isla sur de Nueva Zelanda. En dicho evento Banira tuvo la oportunidad de presentar algunos resultados de su tesis doctoral. Cuenta con emoción que “ahora van a formar parte de una base de datos mundial…en lo personal, un logro que fue más allá de las expectativas pensadas en mi doctorado”. Cuando le consultamos sobre la relevancia de la incorporación de estos datos sobre Argentina a una base gestionada por un organismo de esta envergadura, mencionó que: “esta contribución al IPCC es un gran ejemplo para demostrar que podemos alcanzar objetivos impensados cuando la dedicación y la pasión por la ciencia nos guían.Quiero resaltar que este éxito no se limita a mí, sino que abarca a todo un enorme grupo de personas que participaron en distintas etapas de la obtención de estos resultados, desde diversas instituciones, y que sin la contribución de cada uno de ellos nada de esto hubiera sido posible”.

“Mi viaje desde la UNICEN hasta Nueva Zelanda ha estado lleno de momentos inolvidables, desafíos superados y logros emocionantes. Sigo comprometida con mi pasión por el medio ambiente y, tras esta experiencia, espero regresar, llevar el conocimiento obtenido y establecer sólidos vínculos entre las instituciones, compartiendo experiencias y fomentando la colaboración.” Banira Lombardi

Lo cierto es que para Banira la reunión del IPCC en Nueva Zelanda no sólo se trató de una participación pivotante para su profesión, porque hoy hace cuatro meses que se encuentra residiendo en dicho país. Su viaje a dichas tierras lejanas trasciende dicha reunión, aun con la importancia que explicó que ha tenido para ella. Al respecto de esta aventura transocéanica, Banira nos explica que el último año de su doctorado representó un momento para reflexionar sobre su futuro. Así llegó un momento cúlmine: “decidí dar un paso que no me animaba. Me animé a escribir un correo electrónico a uno de los investigadores más destacados en la temática, con base en Nueva Zelanda. En ese mensaje, pregunté si había alguna posibilidad de unirme a su grupo de investigación. Su respuesta fue alentadora y directa: ‘Esperamos anunciar pronto una posición de postdoctorado’. Unos meses después, habiendo atravesado el proceso de selección, y con título de Doctora en mano, di un paso hacia un nuevo horizonte”.

Actualmente, Banira reside junto a su marido en la isla sur de Nueva Zelanda, en un pueblo similar a Tandil, con la diferencia de que tiene playa. Si bien hace relativamente poco tiempo que se encuentra allí, han sido meses de intensidad con saldo positivo: “En estos primeros meses las emociones se nos van mezclando de a ratos. La emoción de descubrir lo desconocido. La nostalgia de estar lejos de la familia y los amigos. El esfuerzo por comunicarse en un nuevo idioma. Extrañar la comida. Aclimatarse a las costumbres locales. En cada paso vamos aprendiendo, nos vamos enriqueciendo”.

Compartir este tipo de experiencias entre nuestra comunidad educativa resulta una manera de contagiar las ganas de vivir experiencias nuevas. Banira coincide con este punto y para cerrar nos deja un mensaje: “Espero motivar con mi historia a otros estudiantes, científicos en formación, que están atravesando los desafíos propios de cada carrera, que todos hemos atravesado alguna vez. No se den por vencidos, el `no´ siempre está, se trata de no bajar los brazos! Salgan a buscar oportunidades, porque ellas no van a venir solas, insistan y a seguir adelante!!”.  

Le agradecemos mucho a Banira por habernos compartido esta experiencia y como ella dice “El viaje continúa!”.