Con la ingeniería lejos de casa

En el “Día internacional de las mujeres en ingeniería” compartimos la historia de Mailén González, graduada de la carrera de Ingeniería de Sistemas y becaria doctoral de CONICET en el Doctorado en Matemática Computacional e Industrial de nuestra facultad.

Su carrera la llevó lejos, tanto que en septiembre del año pasado, por primera vez y en soledad, salió del país y cruzando el inmenso atlántico desembarcó en Jaén, en la región de Andalucía, en el sur de España, para adentrarse en “toda una experiencia nueva”: realizar una estadía internacional en dicha universidad. Mailén se recibió de ingeniera de sistemas en Exactas y, en esta fecha en particular, nos interesa compartir su historia porque todavía las ingenierías y las STEM (ciencias, tecnologías, ingenierías, matemáticas) son disciplinas en las que las mujeres tienen muy baja participación. En la actualidad, Mailén es ayudante en algunas cátedras y nota un aumento en la cantidad de mujeres, algo que la pone contenta, sobre todo a comparación con los años iniciales de su carrera. Al respecto menciona “cuando entré a la carrera éramos creo que cuatro mujeres en todo mi año, de un total aproximado de 300 ingresantes…obviamente las conocés y te hacés amiga porque somos pocas”. 

Al terminar su carrera de grado, González postuló a una beca de CONICET, con la que hoy desarrolla el doctorado en matemática computacional e industrial de esta facultad. Para ello tuvo que presentar un plan de trabajo, en el que intervinieron su talento y la compañía de sus directores, entre quienes se encuentra el Doctor José Massa (INTIA), sobre quién recientemente compartimos la noticia de su estancia en el extranjero, que incluyó el trabajo conjunto con la Ing. González en el avance de su investigación.

Cuando Mailén se remonta a cómo llegó a realizar esta experiencia internacional, necesariamente toca relatar qué es lo que busca aportar como conocimiento científico. Ella, con su tono calmo, nos explica “estamos intentando describir la estructura trabecular en imágenes de densitometría ósea con distintas técnicas de procesamiento de imágenes y de inteligencia artificial”. Para quiénes no forman parte de esta disciplina, el intento resulta difícil de descifrar. Sin embargo, la paciencia de Mailén nos lleva lejos, como su viaje, y con algo de contexto, logramos comprender. “A mi siempre me gustó la medicina, no para ejercerla  -manifiesta, segura- por el hecho de quedarme en Tandil y mi interés por la informática, encaré Sistemas”. Entonces así se comienza a tejer su historia, y cómo llega a delimitar el interés por el mundo óseo. 

Parte del final de la carrera, incluye la cursada de materias optativas, en ese tramo, Mailén terminó de acercarse a este campo que hoy ayuda a cocrear: “hay varios grupos de investigación en Exactas que ofrecen seminarios optativos con el procesamiento de imágenes exclusivamente médicas: de ese tipo, las hice todas. Me encantaba e interesaba muchísimo el tema”. En esa zambullida prolífica, dio con el Dr. Massa, “a José lo conocí en una de las optativas y lo había tenido previamente en una materia de grado..me puso sobre la mesas los posibles temas de investigación que había y este fue el que más me gustó…era con imágenes de huesos”. Porque claro, las mentorías en estos caminos de búsqueda sinuosos, son bastones que ayudan a avanzar con contundencia. Su relato confirma esta hipótesis “ellos mismos te brindan la posibilidad de seguir el camino del doctorado, compartiendo los posibles estudios y las investigaciones existentes abiertas como para seguirlas”. 

La propuesta de Mailén y equipo tiene que ver con sacar un poco más de las imágenes que se usan para detectar la osteoporosis, una enfermedad definida por la deficiencia de densidad mineral ósea, que afecta sobre todo a las mujeres. El estudio que se realiza, denominado “densitometría”, mide un valor numérico que es la densidad mineral, pero el procedimiento implica que el paciente es irradiado con rayos x. Cómo las imágenes son utilizadas únicamente para ver de qué zona se extrajo ese valor, la investigación de Mailén intenta aprovecharlas un poco más. En sus palabras “lo que intentamos es utilizar esas imágenes que no se usan para nada, para intentar ver la estructura del hueso: no sólo la cantidad de mineral que tiene sino cómo está la estructura…porque hay casos en que las personas tienen densidad mineral muy baja y tienen osteoporosis pero jamás en su vida se quiebran…o viceversa”. La ciencia interviene para mejorar la calidad de vida de las personas y, tal como comparte la futura doctora, “la idea es intentar aportar una técnica o herramienta para que ese estudio se pueda aprovechar aún más”.

Fue justamente de la mano de quién se convertiría en su director, el Dr. Massa, que tiempo atrás le llegó la posibilidad de profundizar sus investigaciones en Jaén, universidad que tiene un laboratorio especializado en técnicas de inteligencia artificial, orientado al trabajo en arqueología íbera, algo que hace sentido visto el lugar geográfico donde se emplaza la universidad. La UJA, como se la conoce, abría una convocatoria internacional de ayudas para la realización de tesis en cotutela internacional, algo bastante común en Europa, pero novedoso para el sistema universitario argentino. Fue entonces que Mailén y sus directores, conformaron un equipo de trabajo que incluyó el desafío de preparar un plan de investigación y la tarea no menor de reunir los papeles requeridos para tal fin: CVs, sus antecedentes y los antecedentes de investigación en el tema. El resultado la sorprendió: la universidad otorgaba 2 becas y ella había quedado segunda entre más de 20 postulantes de distintos puntos del globo. La aventura que había supuesto todo ese trabajo previo, estaba a punto de comenzar.

Mailén se instaló en Jaén, una ciudad con sierras que la hicieron sentir más cerca de casa, durante un período de seis meses, tal como marcaba una de las obligaciones del convenio del doctorado en cotutela que ambas universidades firmaron una vez que se le otorgó la ayuda. Dicha parte material, que muchas veces resulta una condición necesaria para embarcarse en este tipo de experiencias, en el caso de Mailén constó de un 70/80% de cobertura del pasaje aéreo además de un estipendio mensual que según nos comparte “En Jaén, al ser una ciudad más barata que Madrid u otras más turísticas, no eran tan elevados los gastos de vida, el alquiler del departamento universitario era súper accesible y con el estipendio podía vivir tranquilamente”. 

Jornadas andaluzas

La experiencia implicó cambiar por unos meses de lugar de residencia y trabajar e investigar en la UJA, lugar donde se sintió cómoda desde el comienzo “Allá me recibieron súper bien, trabajé con el grupo que se dedica a Inteligencia Artificial y cuando llegué me hicieron un lugar de trabajo en un laboratorio donde trabajaban otros alumnos de doctorado y de máster”. González nos cuenta que para su investigación necesitaba de una computadora dotada de ciertos recursos informáticos para llevar a cabo entrenamientos de IA, que le facilitaron ni bien se instaló. 

Gran parte de sus jornadas las destinó a su trabajo de investigación en la universidad aunque también aprovechó mucha de su oferta deportiva. Las dos cuadras que separaban su departamento universitario del campus fueron un factor facilitador para su participación en las más diversas actividades físicas. Además, conoció mucha gente de otros países, en especial latina, para amenizar las jornadas de trabajo. Sobre lxs locales comenta “los españoles fueron muy amigables pero con sus rutinas laborales y sociales, era más difícil encajar”. De este período destaca el momento en que el Dr. Massa coincidió con ella durante algunas semanas en tierras andaluzas  “esos días se súper aprovecharon porque tuvimos constantemente intercambios entre mis dos directores y el equipo de allá, que al estar especializados en estas técnicas sugirieron cambios, pruebas o experimentos para hacer”. Respecto de la participación de mujeres en ingeniería, Mailén nos contó que en Jaén notó que había más equilibrio entre mujeres y varones en su disciplina y más mujeres en su espacio de trabajo, incluso bastantes cursando el doctorado. 

Hasta aquí la historia de Mailén. Esperamos que las historias de mujeres en ingeniería, se sigan replicando! Felíz día para todas ellas, en especial para quienes se desempeñan en nuestra institución.