À la française: Las becarias de Arfitec ya están viviendo el intercambio

Lucía Delgado y Delfina Ferreri son dos estudiantes avanzadas de la carrera de Ingeniería de Sistemas de nuestra institución. El año pasado, después de participar del proceso de selección y postulación para el Programa de becas Arfitec, que sponsorea el gobierno francés para que estudiantes de diferentes partes del mundo puedan formarse en las Grandes Écoles de ingenierxs del país galo, fueron finalmente seleccionadas. De esta manera, por primera vez dos mujeres fueron seleccionadas para el Programa Arfitec en nuestra institución, un hecho a destacar, dada la baja participación de mujeres en carreras STEM (por sus siglas en ingles correspondientes a Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemática).

Sobre el Programa

Arfitec es el programa de cooperación franco argentina para la formación de ingenierxs con un amplia tradición dentro de la Facultad en el otorgamiento de becas para estudiantes de esta disciplina. Esto apunta a que no se trata de la primera experiencia de estudiantes que aprovechan de esta instancia formativa, porque viene desarrollándose año tras año, en una prueba de la consolidación de los vínculos entre nuestra institución y el mencionado programa. 

La ciudad de Toulousse, ubicada en el sur de Francia, es desde inicios de febrero la residencia de estas dos jóvenes ingenieras en formación, hasta los seis meses que dure el intercambio. La escuela donde actualmente cursan sus estudios es la Escuela de Ingenierxs CESI.

En esta nota, conversamos con Lucía y Delfina acerca de los primeros pasos en esta experiencia fascinante, que es académica pero también profundamente personal. En una charla en diferido por las cinco horas de diferencia horaria que existen, nos contaron sus primeras impresiones de la ciudad y el entorno que ahora es su casa, sobre el inicio de clases y sus particularidades y algunas dificultades que hacen a toda vivencia de este estilo.

Un sistema à la française

Toulousse, capital aeroespacial de Europa, con sus construcciones antiguas, espacios verdes, repleta de estudiantes, maquinarias de construcción y lugares lindos para conocer, es el marco ideal para acompañarlas en este tránsito a un sistema estudiantil el cual, según comparten, es completamente distinto. Con una modalidad similar a la de un nivel secundario, se desarrolla en un horario fijo, mantiene siempre el mismo grupo y la asistencia es obligatoria. Indistintamente de cómo elijan llegar a la institución sea metro, colectivo, teleférico o bicicletas de libre acceso a bajo costo -cualquier elección confirma el «impecable» sistema de transporte de la ville según las intercambistas-, la jornada de estas estudiantes inicia a las 9 de la mañana y finaliza a las 17hs. Las dinámicas en ese lapso se intercalan para abarcar instancias complementarias de trabajo: «Tenemos bloques de estudio autónomo, bloques de clase y de reuniones dónde se nos presenta un problema y debemos trabajar en grupo para llegar a una solución en el acto. Los bloques y materias van cambiando de semana a semana, las cuáles la mayoría te piden un proyecto como forma de evaluar en lugar de los exámenes tradicionales«.

Adaptarnos al sistema educativo nuevo fue difícil. Es muy distinto a lo que estamos acostumbradas y hasta que no lo vimos en práctica era difícil de entender, ya que requiere de mucha participación del alumno y por cada materia realizan presentaciones, las cuáles tenes que ir desarrollando al mismo tiempo. Adaptarse y organizarse sin entender cómo funcionaba las primeras semanas fue un desafío.

Las aulas, que reúnen a catorce estudiantes, son súper cosmopolitas: alojan conversaciones en inglés, francés, español, árabe. Según cuentan, hay muchísimos extranjeros, lo que hace que se sientan, de alguna manera, en casa. Las calles también, allí «se escucha una linda mezcla de idiomas». Lucía y Delfina comparten con personas que están en su misma situación, socializan y aprenden de otras culturas. ¿Tema amistad? «Hacer amigos no se nos hizo tan complicado como esperábamos, especialmente en la universidad, por la modalidad que tiene». ¿Otras culturas? En este ítem acumulan también experiencias. La diversidad cultural del país las sorprendió. Idioma, religiones y culturas animan el escenario público. Conocieron la «Raclette» un plato que, a diferencia de lo que se cree, no es puramente francés, aunque se consume mucho. Esta especie de provoleta cortada en fetas se consume con apoyo en una máquina específica que utilizan para calentar el queso todos al mismo tiempo, como si fuese una fondue. Cuando está derretido se pone sobre las papas y el fiambre. Esta propuesta les pareció muy rica y por lo que pudieron saber se suele comer más que nada en invierno. Además, este año Marzo fue el mes del Ramadán, que las introdujo a una de las celebraciones principales de sus compañerxs que profesan la religión musulmana. Durante ese período, una serie de restricciones modifican sus rutinas, algo que las argentinas desconocían pero les dejó una linda anécdota: «[en Ramadán] no ingieren ni alimentos ni bebidas, todos los días desde el amanecer al atardecer. Por nuestra parte, no tuvimos esto en cuenta y para el cumple de Lu llevamos una torta al salón. No sé en qué idioma cantamos el feliz cumpleaños, pero sé que nos entendimos en el concepto».

La gente y la burocracia

Es bien sabido el prejuicio existente sobre el pueblo francés, por ser algo reacio a la gente extranjera, antipático y cerrado, en especial si no se maneja la lengua oficial. Las becarias de UNICEN en el país de la baguette, a partir de su experiencia, han podido rechazar este mito. Según nos compartieron, se encontraron con personas dispuestas a ayudarlas en la adaptación: «Los primeros días que estábamos mas perdidas y teníamos que hacer varios trámites administrativos como comprar un chip para el celu, sacar la tarjeta para el colectivo, primera vez en metro, entre otras, la gente fue súper amable con nosotras y nos ayudaron un montón.»

Ahora, la burocracia, eso sí, no escapa a la crítica. Las estudiantes mencionaron que se exigen «muchos papeles para todo» lo que, sumado a la dificultad de no estar completamente familiarizadas con el idioma, no torna las cosas sencillas.

Voy en avión

AIRBUS, una de las principales referentes globales en la fabricación de aviones, es una influencia indiscutida en la impronta de la ciudad. En Toulousse, hay numerosas universidades y centros de estudio enfocados en el sector aeroespacial, además de museos dedicados a la temática de la aviación y otras empresas relacionadas. La importancia de este campo es indiscutible, así como las oportunidades laborales en el sector, que son realmente notables, lo que se vislumbra en las nuevas ofertas diarias de pasantías y puestos, así como concursos para estudiantes.

Delfina y Lucía no son indiferentes a esta influencia. Todos los días, que pasan en colectivo frente a la sede del «Airbus Defence and Space«, fundada en 2014, una división del grupo responsable de los productos y servicios de defensa y del espacio, conversan sobre cómo robustecer su experiencia de intercambio y AIRBUS aparece entre las alternativas: «Con Lu estamos evaluando la posibilidad de participar en alguno de los concursos para estudiantes con una idea».

Así nos introducimos, junto a Delfina y a Lucía a esta experiencia de estudios en Francia. ¿Qué les deparará el resto de los meses de intercambio en esta cultura? Desde acá las acompañamos hasta tener novedades.